La hija de un alto responsable de la inteligencia española trabajó para la DGED marroquí

La hija del comisario general de Información trabajó durante años en España para la inteligencia marroquí

Bárbara Barón fue contratada por Ahmed Charai, relaciones públicas del servicio secreto exterior, para que le ayudara a defender en España los intereses de Marruecos

Por Ignacio Cembrero | José Bautista

12/03/2023 – 05:00

EC EXCLUSIVO

Bárbara Barón, periodista, trabajó largos años para el servicio secreto exterior de Marruecos cuando su padre, Enrique Barón, era el comisario general de Información de la Policía Nacional, cargo que ostentó de enero de 2012 a diciembre de 2017. Hoy en día es el jefe provincial en Málaga en la Policía.

El vínculo de Bárbara Barón con la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), el espionaje exterior marroquí, quedó reflejado en unos mensajes de WhatsApp intercambiados el 24 de septiembre de 2017 entre el comisario Enrique García Castaño, entonces jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policía Nacional, y Francisco Martínez, que hasta noviembre de 2016 fue secretario de Estado de Seguridad. Los chats figuran en el sumario del llamado caso Kitchen.

El comisario García Castaño explica primero al ex número dos del Ministerio del Interior que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) « tiene un departamento en exclusiva para Marruecos ». A continuación, añade: « vigila a Ahmed Charai, [que] controla medios de prensa, viene mucho a España, trabaja para la inteligencia marroquí (…) ». « Sabes con quién se ve, con [Enrique] Barón, con [Samy] Cohen y la hija de Barón a la que paga por escribir artículos en el Observateur marroquí », concluye. Samy Cohen es un empresario y líder de la comunidad judía en Madrid que fue investigado, en septiembre pasado, por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel por haber presuntamente usurpado el papel de un diplomático, durante algunas de sus estancias en Marruecos, aunque no pertenece al cuerpo. Lo hizo, según la prensa de Tel Aviv, con la ayuda de David Govrin, jefe de la misión israelí en Rabat. Govrin fue sancionado y destituido de su cargo ese mismo mes.

Cohen afirmó a El Confidencial « no mantener ninguna relación con el señor Charai » y negó tajantemente haber trabajado para ningún servicio secreto. Ahmed Charai es el dueño de Global Media Holding, un grupo de prensa del que forma parte el semanario L’Observateur du Maroc al que se refiere García Castaño. En los cientos de cables y correos de la diplomacia y de los servicios secretos marroquíes difundidos anónimamente a través de Twitter en el otoño de 2014, Charai actúa como el relaciones públicas de la agencia de la inteligencia exterior de Marruecos. La DGED es el único servicio secreto que depende directamente del palacio real. Lo dirige Yassin Mansouri que fue compañero de colegio del rey Mohamed VI.

« La DGED es el único servicio secreto que depende directamente del palacio real. Lo dirige Mansouri que fue compañero de colegio del rey » Bárbara Barón accedió a quedar con El Confidencial, pero declinó responder a preguntas sobre su relación con la DGED. Ahmed Charai no contestó tampoco a los correos o WhatsApp que se le enviaron y el comisario Enrique Barón, que fue contactado por este periódico a través del Gabinete de Prensa de la Policía Nacional, también guardó silencio. La labor de Charai se ha centrado mucho en los periodistas y medios de comunicación. En el otoño de 2014 afloraron en Twitter documentos en los que consultaba las retribuciones a periodistas con Mourad El Ghoul, jefe de gabinete del director de la DGED. Los destinatarios de esos pagos eran cuatro conocidos periodistas franceses y un norteamericano, pero todos ellos desmintieron haber cobrado de L’Observateur du Maroc.

Una sentencia del 4 de noviembre de 2015 del juzgado de primera instancia 46 de Madrid confirma además que Charai es un estrecho colaborador de la inteligencia de Marruecos. Su grupo de prensa « pertenece en la práctica a la DGED », afirma el periodista marroquí Ali Lmrabet exiliado en Barcelona. Barbara Barón no publicó, en contra de lo afirmado por el comisario García Castaño, artículos en L’Observateur du Maroc. Sí se presentó en redes sociales y webs como corresponsal en España de ese semanario y de Pouvoirs d’Afrique, otra publicación que pertenece a Ahmed Charai. Compaginaba esa corresponsalía, según ella, con los medios españoles en los que estuvo trabajando en esos años (La Información, Grupo Merca2 etcétera). A Charai la periodista le preparaba sus viajes a España, sobre todo a Madrid, y le acompañaba a algunas de las citas con políticos, policías, empresarios, directores de medios y expertos en comunicación.

Desde que pisaba suelo español, el agente marroquí era seguido paso a paso por el CNI, según fuentes vinculadas al servicio secreto español.

La principal actividad pública de Bárbara Barón fue la publicación durante años de artículos aparentemente informativos, en un diario madrileño, favorables a las autoridades de Marruecos y críticos con los opositores, así como con el Frente Polisario. El propio Charai escribió en ese mismo periódico tribunas de opinión, la última en enero pasado. « Aministía Internacional y la agencia de inteligencia británica MI6: ¡Socios peligrosos! », fue, por ejemplo, el título de una crónica de Bárbara Barón, publicada el 2 de julio de 2020, en la que arremetió contra el periodista marroquí Omar Radi que ahora cumple una condena a seis años de cárcel.

« Cuando el editorialista Abou Al Riffi corrige a Moulay Hicham » fue otro de los titulares que puso a un artículo. Moulay Hicham es el miembro díscolo de la familia real alauí y el editorialista al que nombra no existe. Es un seudónimo colectivo utilizado por los servicios secretos marroquíes para ajustar cuentas a través de la prensa. Varias de las publicaciones de Bárbara Barón sirvieron para ensalzar al rey de Marruecos, como la titulada, el 31 de julio de 2021, « Mohamed VI tiende su mano a Argelia y busca la reconciliación ». También hubo elogios para altos cargos, por ejemplo, el 9 de febrero de 2021, en la siguiente crónica: « El jefe de la DGST marroquí, Abdellatif Hammouchi, recibe el reconocimiento de EEUU ». La Dirección General de Supervisión del Territorio (DGST) es la policía secreta marroquí.

La prensa oficialista marroquí se ha hecho eco con cierta frecuencia de los artículos de Charai y de Barón publicados en España. Subraya que ponen de relieve los avances del país y arrojan luz sobre las maniobras de los detractores de Marruecos. El CNI asegura, en un informe reservado remitido a La Moncloa del 24 de junio de 2021, en plena crisis entre España y Marruecos, que la DGED « trata de influir en los medios de comunicación para generar una corriente de opinión favorable a Marruecos y desprestigiar al Frente Polisario » que lucha por la independencia del Sáhara Occidental.

A Abdellatif Hammouchi, Bárbara Barón le hizo otro favor porque así se lo solicitó Charai. Este envió a su colaboradora en Madrid, el 15 de septiembre a las 15 h., la foto de Hammouchi recibiendo en Rabat a Esperanza Casteleiro, la nueva directora del CNI. Le pidió que la difundiera a los medios afines españoles y ella lo hizo de inmediato, según testigos presenciales. Así saltó la noticia de que la jefa de los espías españoles estaba en Rabat.

Casteleiro no se pensó que la foto tomada en Rabat fuese a ser distribuida y no quería que se hiciera pública su visita. Hammouchi, en cambio, señalado como el artífice del espionaje con el programa malicioso Pegasus a decenas de responsables políticos y periodistas europeos, deseaba que ese encuentro se diera a conocer para demostrar que seguía siendo un interlocutor válido para los jefes de inteligencia extranjeros. No solo Bárbara Barón difundió la foto. Horas después lo hizo también la agencia de prensa oficial marroquí MAP y de ahí la sacó la agencia española EFE, que también la distribuyó.

En el CNI señalan que este episodio causó gran malestar porque la reunión fue organizada en el más estricto secreto cuando España y Marruecos habían iniciado la recomposición de sus relaciones tras más de un año de tensión. Casteleiro accedió a ser fotografiada, según las mismas fuentes, porque Hammouchi le aseguró que esas imágenes no serían divulgadas, sino que servirían de mero recuerdo de su encuentro.

Mucho antes de empezar a practicar el periodismo, Barbara Barón ya se dio a conocer en la prensa. A principios de junio de 2014, publicó un reportaje en la revista de la madrileña Universidad Francisco de Vitoria donde estudiaba esa carrera. En él contaba en primera persona como había participado empotrada en una operación antiyihadista, en la periferia de Madrid, llevada a cabo por el Grupo Especial de Operaciones de la policía, según reveló ElDiario.es. Nunca, hasta entonces, ningún periodista había gozado de tal privilegio. Esta regalía fue entonces achacada a su padre, que era comisario general de Información y, como tal, responsable de la lucha contra el terrorismo.

Esta regalía fue achacada a su padre que era el responsable de la lucha contra el terrorismo

Mucho antes de publicar sus primeros artículos en prensa española, Ahmed Charai también se dio a conocer en 2008, en el mundo de la inteligencia europea, cuando llevó a cabo una operación de desprestigio del expresidente José María Aznar. Divulgó entonces a través de L’Observateur du Maroc la falsa noticia de que él era el padre de la hija que estaba esperando la ministra de Justicia de Francia, Rachida Dati. Ella no quería revelar quién era el progenitor. Para dar crédito a la « noticia », el semanario español Interviú recibió entonces unas fotos anónimas en las que se veía a Aznar y Dati juntos a la salida de un restaurante en París. Charai fue condenado en octubre de 2011, por la Audiencia Provincial de Madrid, por « intromisión ilegítima en el derecho al honor » al publicar una « información inveraz » sobre el expresidente. El tribunal le condenó a abonar 90.000 euros a Aznar, algo que hizo, y a publicar la sentencia en seis medios de comunicación, tres españoles y tres marroquíes, pero esa segunda parte no la cumplió.

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