Drama de Melilla: La pista que culpa a Marruecos

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Nuevos avances en la carnicería de migrantes en Melilla

El rastro que culpa a Marruecos
A fuerza de querer agradar a toda costa, uno siempre acaba desagradando. Para devolver el favor al gobierno español, que se ha alineado con su posición en la cuestión saharaui, el Majzen ha jugado con fuego.

Brahim TAKHEROUBTBrahim TAKHEROUBT

Según las publicaciones recogidas en bloques de opositores marroquíes, es el majzén el que soltó a sabiendas a estos migrantes subsaharianos en la barrera metálica de Melilla. Una vez que se produjo el espectáculo del flujo migratorio, la policía marroquí tuvo que intervenir para detener a estos migrantes.

De este modo, el majzén habrá demostrado a su aliado Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, que Marruecos está desempeñando su papel de guardián. Así, Madrid tendrá la tranquilidad de que las fronteras de sus enclaves de Ceuta y Melilla están bien aseguradas. Pero ante la presencia de migrantes hambrientos, la barrera de seguridad se rompió y todo el plan del majzen se vino abajo. Pero en lugar de recomponerse, el majzén, como un toro en una corrida, se lanzó de cabeza a lo abyecto.

Sacudido y aturdido por el fracaso de su despreciable plan, el Majzen lleva a cabo esta masacre para demostrar que es implacable cuando sus intereses y los de sus amigos se ven amenazados. Esta pista es un golpe para Marruecos a los ojos de la comunidad internacional. No en vano, muchas ONG y organizaciones de derechos humanos insisten en una investigación internacional transparente.

La misma demanda fue expresada por Argelia a través de su enviado especial al ministro de Asuntos Exteriores para los países del Magreb y el Sáhara Occidental. Amar Belani hizo un llamamiento a « los organismos internacionales, y más concretamente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, para que lleven a cabo investigaciones independientes y transparentes que determinen las responsabilidades y arrojen luz sobre estos trágicos sucesos, que han resquebrajado el barniz del enfoque pseudohumanitario de la gestión de los problemas migratorios.

Por su parte, el jefe de la Comisión de la Unión Africana, el chadiano Moussa Faki Mahamat, también pidió « una investigación inmediata sobre este asunto y recuerda a todos los países su obligación, en virtud del derecho internacional, de tratar a todos los migrantes con dignidad y dar prioridad a su seguridad y a los derechos humanos, al tiempo que se frena cualquier uso excesivo de la fuerza ». Esperemos ahora la reacción de los santurrones occidentales tras este acto marroquí.

Sólo tres días después de la carnicería, la Vieja Europa consideró oportuno romper su silencio. En una escueta declaración, la Comisaria de Asuntos de Interior de la UE, Ylva Johansson, describió los sucesos ocurridos en el paso fronterizo de Melilla el pasado viernes como « profundamente perturbadores ». « Esta tragedia subraya por qué necesitamos rutas seguras, realistas y a largo plazo que reduzcan los intentos de migración irregular », insistió Johansson, pidiendo casi tímidamente una investigación « rápida » e « independiente » de la tragedia.

Los dos reinos, Marruecos y España, se enfrentan entre sí. Mientras que España puede salirse con la suya porque goza de la plena solidaridad europea, Europa ha delegado el control de sus fronteras subvencionando fuertemente a los países del Mediterráneo para frenar el flujo migratorio. Por otro lado, es Marruecos el que sufre. Mientras aún no ha saldado su pesado expediente de espionaje a terceros países con el programa informático israelí Pegasus, mientras arrastra como un ovillo su condición de país colonizador, ahora muestra sus manos manchadas con la sangre de los emigrantes subsaharianos.

Como un barco borracho, el reino, sin timonel, va a la deriva. Mohamed VI está gravemente enfermo. Se dice que los contratiempos suelen venir en tropel… y, efectivamente, es el caso de Marruecos.

L’Expression, 28 jun 2022

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